viernes, 14 de septiembre de 2012

LA GRAN PIRÁMIDE DEL CAPITALISMO

LA GRAN PIRÁMIDE DEL CAPITALISMO
Análisis de la superestructura capitalista, su reproducción y nuestra a veces inocente colaboración para sostenerla.

por Freddy Aguilar





Todo sistema tiene su superestructura que nos obliga a a reproducirla, porque de no ser así, no puede sobrevivir, a menos de manera dominante. Cuando una revolución llega rompe esa superestructura y e impone la suya. La superestructura se asienta sobre la cultura, la educación, las formas de producción, las relaciones sociales, la moral,. Todo gira en torno a la lógica de ella. Por tanto romperla no es fácil; es una lucha entre lo que nace y lo que muere. La moral nos hace pensar que lo que está emergiendo es inmoral, por tanto combatimos la revolución y hacemos resistencia.

Ahora, si obedecemos a una lógica del capital e irrumpe la revolución Bolivariana, Rodriguista y Zamorana ¿cómo identificar los aspectos revolucionarios y las bondades que emergen con ella si la educación en que estamos sumergidos no nos ayuda a entenderla? ¿Qué contradicciones se presentarán en ese transitar? ¿Será la arbitrariedad uno de los elementos a derrotar en la educación revolucionaria? ¿Hasta qué punto colaboramos de manera inconsciente con la superestructura que se niega a morir en nombre de darle la bienvenida a la que emerge?

En nuestra caricatura "La gran pirámide capitalista" vemos cómo se nos esconde la realidad del sometimiento imperial de los pueblos con la colaboración del mismo pueblo que armado y razonando según su lógica impone la fuerza.
En base a esa lógica de pensar, el capitalismo arraigado en nosotros arremete contra el trabajador que lucha por su salario y por las mejoras sociales. Dentro de esa forma de pensar los cuerpos armados son incapaces de volver sus armas contra el opresor. El comunicador ve normal, lógico y cree necesario combatir la insurgencia que trae la revolución que contiene dentro de sí las aspiraciones de los campesinos y de los pueblos explotados para expoliar sus riquesas, las aspiraciones de las mujeres, los excluidos y de todo aquel que grita en busca de ayuda y comprensión.
El trabajador de la seguridad que no tenga conciencia de la superestructura no sabrá dónde apuntar las armas. De allí la importancia de la educación que libera, puesto que nos da conciencia para emanciparnos. ¿Pero de qué?

- de una música que no nos deja pensar,
- de una enseñanza que no nos permite razonar en favor de las mayorías,
- que no nos deja querer y colaborar con el prójimo y con el próximo, con la naturaleza y con la existencia,
- de una orden que no construye sino que destruye,
- de un patrón que utiliza lo nos arrebató para enriquecerse, incluso a cuestas de nuestra sangre,
- de un consorcio que une esfuerzos porque sabe que fragmentado le es imposible someternos,
- de una religión que nos invita a dividirnos, a negarnos y a ser,
- de unos medios que nos vuelven abúlicos,
- de una alimentación que nos desnutre,
- de una medicina que nos mata,
- de una forma de sentir el sexo que niega la existencia del amor.

En la educación popular se rompe la doctrina de educar a un grupo para que colabore con la dominación y matener a la mayoría excenta de conocimientos, para que se entienda como mano de obra y como mercado. En la educación popular todo el que algo sabe colabora para el gran saber emancipador. No existe tecnocrácia si no saber popular, lo que es: un pueblo que sabe y que guía. No existe arte para los tontos ni manifestaciones culturales indignas sino valiosas para el culto de la libertad. No existen más armas que las almas, no existe más hombro que otro hombro.

Sabemos quién está arriba destruyendonos aunque no lo veamos: es la arbitrariedad, la injusticia y la muerte.

Al igual que esos seres de esos y estos pueblos y culturas que la enfrentan y resisten, me invito y te pido compañía y acepto tu invitación y te acompaño a luchar educandonos, a liberarnos trabajando, a emanciparnos en combate para poder gestar "la patria buena muchacho."

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