LA GRAN
PIRÁMIDE DEL CAPITALISMO
Análisis
de la superestructura capitalista, su reproducción y nuestra a
veces inocente colaboración para sostenerla.
por
Freddy Aguilar
Todo
sistema tiene su superestructura que nos obliga a a reproducirla,
porque de no ser así, no puede sobrevivir, a menos de manera
dominante. Cuando una revolución llega rompe esa superestructura y e
impone la suya. La superestructura se asienta sobre la cultura, la
educación, las formas de producción, las relaciones sociales, la
moral,. Todo gira en torno a la lógica de ella. Por tanto romperla
no es fácil; es una lucha entre lo que nace y lo que muere. La moral
nos hace pensar que lo que está emergiendo es inmoral, por tanto
combatimos la revolución y hacemos resistencia.
Ahora,
si obedecemos a una lógica del capital e irrumpe la revolución
Bolivariana, Rodriguista y Zamorana ¿cómo identificar los aspectos
revolucionarios y las bondades que emergen con ella si la educación
en que estamos sumergidos no nos ayuda a entenderla? ¿Qué
contradicciones se presentarán en ese transitar? ¿Será la
arbitrariedad uno de los elementos a derrotar en la educación
revolucionaria? ¿Hasta qué punto colaboramos de manera inconsciente
con la superestructura que se niega a morir en nombre de darle la
bienvenida a la que emerge?
En
nuestra caricatura "La
gran pirámide capitalista"
vemos cómo se nos esconde la realidad del sometimiento imperial de
los pueblos con la colaboración del mismo pueblo que armado y
razonando según su lógica impone la fuerza.
En
base a esa lógica de pensar, el capitalismo arraigado en nosotros
arremete contra el trabajador que lucha por su salario y por las
mejoras sociales. Dentro de esa forma de pensar los cuerpos armados
son incapaces de volver sus armas contra el opresor. El comunicador
ve normal, lógico y cree necesario combatir la insurgencia que trae
la revolución que contiene dentro de sí las aspiraciones de los
campesinos y de los pueblos explotados para expoliar sus riquesas,
las aspiraciones de las mujeres, los excluidos y de todo aquel que
grita en busca de ayuda y comprensión.
El
trabajador de la seguridad que no tenga conciencia de la
superestructura no sabrá dónde apuntar las armas. De allí la
importancia de la educación que libera, puesto que nos da conciencia
para emanciparnos.
¿Pero de qué?
-
de una música que no nos deja pensar,
-
de una enseñanza que no nos permite razonar en favor de las
mayorías,
-
que no nos deja querer y colaborar con el prójimo y con el próximo,
con la naturaleza y con la existencia,
-
de una orden que no construye sino que destruye,
-
de un patrón que utiliza lo nos arrebató para enriquecerse, incluso
a cuestas de nuestra sangre,
-
de un consorcio que une esfuerzos porque sabe que fragmentado le es
imposible someternos,
-
de una religión que nos invita a dividirnos, a negarnos y a ser,
-
de unos medios que nos vuelven abúlicos,
-
de una alimentación que nos desnutre,
-
de una medicina que nos mata,
-
de una forma de sentir el sexo que niega la existencia del amor.
En
la educación popular se rompe la doctrina de educar a un grupo para
que colabore con la dominación y matener a la mayoría excenta de
conocimientos, para que se entienda como mano de obra y como mercado.
En la educación popular todo el que algo sabe colabora para el gran
saber emancipador. No existe tecnocrácia si no saber popular, lo que
es: un pueblo que sabe y que guía. No existe arte para los tontos ni
manifestaciones culturales indignas sino valiosas para el culto de la
libertad. No existen más armas que las almas, no existe más hombro
que otro hombro.
Sabemos
quién está arriba destruyendonos aunque no lo veamos: es la
arbitrariedad, la injusticia y la muerte.
Al
igual que esos seres de esos y estos pueblos y culturas que la
enfrentan y resisten, me invito y te pido compañía y acepto tu
invitación y te acompaño a luchar educandonos, a liberarnos
trabajando, a emanciparnos en combate para poder gestar "la
patria buena muchacho."
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